CÓMO TERMINAN LAS DEMOCRACIAS
CÓMO TERMINAN LAS DEMOCRACIAS
Comment les démocraties finissent
AUTOR: Jean-François Revel con la colaboración de Branko Lazitch
Editorial Planeta, S. A. 1983 para los países de lengua española.
Primera edición: octubre de 1983
Impreso en España por Duplex, S. A.
Ciudad de la Asunción, 26B. Barcelona -30
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Entresaco de los comentarios de prensa:
”De los regímenes totalitarios y sobre todo del soviético, Revel habla con una claridad purificadora. Al leer a Revel se tiembla por la democracia occidentales”. Jean Laloy. Le Figaro.
“La democracia, en lo que tiene de mejor, lleva consigo efectivamente, las causas de su propia pérdida. Tolera en su seno adversarios asesinos, los que ellos no soportarían en el suyo. Los primeros libros de Revel eran filosóficos y críticos. Desde hace una docena de años el filósofo se ha arrojado a un combate político: ha querido ser, con su inmenso talento, el enemigo solitario de la tiranía”. Emanuel Le Roy Ladurie, Le Express.
”Es un libro combativo, brillante, rebosante de humor y fuerza. De los regímenes totalitarios y sobre todo el soviético Revel habla con una claridad purificadora. Y subraya con insistencia un hecho del que raras veces se habla: la ley de los dos pesos y dos medidas, la desigualdad de oportunidades entre el Oeste y el Este. A través de toda clase ramificaciones el régimen leninista actúa en el interior de las sociedades democráticas, sociedades abiertas por la por naturaleza de las cuales espera y prepara la destrucción. Éstas, por el contrario, no tiene ningún acceso ni a la opinión, ni a las redes de influencia, ni a las realidades de las más desgraciadas sociedades situadas bajo la cobertura bolchevista. Al leer a Revel se tiembla por las democracias occidentales”. Jean Laloy. Le Figaro.
”El último libro de Revel es una obra poderosa, documentada y con frecuencia, no obstante la gravedad de los temas disecados hasta la médula, de una dialéctica feroz. En estos tiempos pomposos Revel sabe siempre analizar con humor los problemas más serios. Aun cuando rehúsa admitirlo Revel me parece demasiado pesimista en cuanto al porvenir de las democracias. Admite que la opinión pública se muestra menos ciega que los expertos. En la información se registran progresos. Así en la izquierda se puede ahora sin dificultad hablar del fascismo rojo del imperialismo soviético. No era éste el caso en los años setenta”. Oliver Todd: Le Matin.
” Lo que Revel nos manifiesta en este libro es, en cualquier caso, trágicamente luminoso, irrefutablemente demostrado por una buena parte de la historia contemporánea y por la totalidad de la historia reciente. En apoyo de su tesis; Revel multiplica los ejemplos ejemplos y todos son convincentes”. Jaean Bourdier. Minute.
” Este decimocuarto libro de Revel no es obra polémica, sin un ensayo histórico concebido como un mecanismo de relojería para demostrar perfectamente el fenómeno de la expansión comunista. Claro e incisivo, es de hecho un apasionante homenaje a la democracia, sobre todo. no sea no se lo pierda". Daniele Granet. Le Nouvel Economiste.
Entresaco del texto del libro:
“…, es realmente importante sobre la sobre un tema que también lo es: el del peligro que entraña para la democracia y para Occidente el totalitarismo expansionista de la Rusia soviética.
Tal vez la democracia haya sido en la historia un accidente, un breve paréntesis que vuelve a cerrarse ante nuestros ojos. En un sentido moderno, el de una forma de sociedad que consigue conciliar la eficacia del Estado con su legitimidad, su autoridad con la libertad de los individuos, habrá durado algo más de dos siglos, a juzgar por la velocidad con que crecen las fuerzas que tienden a abolirla.
Además, en última instancia solo habría sido conocida por una fracción ínfima de la especie humana. De este modo, tanto en el tiempo como el espacio, la democracia ocupa un lugar de los más reducidos, porque a fin de cuenta la duración de unos doscientos años que yo evocaba solo se refiere a los escasos países en que apareció, muy incompleta todavía a finales del siglo XVIII.
La democracia, por su manera de ser, mira hacia el interior. Por vocación está ocupada y el mejoramiento paciente y realista de la vida en sociedad.
La civilización democrática es la primera que se quita la razón frente al poder que se afana por destruirla.
El imperialismo territorial comporta dos ventajas principales:
Su primera ventaja es que no puede ser combatido sin que los gobiernos que lo combatan se conviertan en teóricamente en violadores del Derecho internacional y se comporten como agresores.
La segunda ventaja del imperialismo territorial es que se renueva, se fortifica y rejuvenece por el hecho mismo de sus éxitos.
La persuasión por la fuerza:” Lo que cuenta -escribe Lenin- es ser más fuerte” as ventajas materiales de la Unión Soviética en materia de ocupación de territorio y de poder militar se traducen en una consecuencia muy precisa y muy concreta, a saber: que está en condiciones de imponer cada día más su voluntad política.
El 5 de julio de 1982 el Times de Londres recoge en un editorial: “Las sanciones económicas nunca han servido para nada” Profundizando su tesis con una con computación reflexiva, el editorialista del Times enuncia también “Occidente no puede moderar el expansionismo soviético por medio de armas económicas”.
Dividir a los occidentales: Dividir a sus adversarios, a sus rivales, incluso a sus asociados y aliados han sido siempre una de las ramas más estimadas de la diplomacia. En el lenguaje marxista-leninista, este método se llama “explorar las contradicciones” del capitalismo y del imperialismo. Pero en las relaciones diplomáticas del comunismo con las democracias, se ha beneficiado de perfeccionamientos decisivos.
La guerra ideológica y la desinformación: La guerra ideológica se apoya en el arte de liberar para sojuzgar, o, más exactamente, de prender liberar para sojuzgar mejor, predicar la manumisión para imponer la servidumbre. Esta definición conviene a las ideologías políticas.
La guerra ideológica es una necesidad para los totalitarismos y una imposibilidad para las democracias. Es consustancial al espíritu totalitario, inaccesible para el espíritu democrático. Para hacer una guerra ideológica, ante todo hay que tener una ideología. Y las democracias no tiene una tiene una, tienen mil, tienen cien mil. La democracia se manifiesta por la crítica mutua a los diversos grupos que componen en su seno la pluralidad política y la cultura de la sociedad civil.
Las democracias contra la democracia, de este modo la democracia adopta en una mayoría de casos los puntos de vista y las decisiones que los dirigentes de potencias comunistas desean verles adoptar. Este acercamiento es a la vez ideológico y práctico. Las democracias se ven a sí misma, en amplios sectores de su opinión pública y de sus élites políticas y culturales, cómo más reaccionarias, más perjudiciales para el Tercer Mundo, más agresiva del dominio militar y en particular, nuclear de la Unión Soviética y sus satélites.
Ni guerra ni servidumbre, ¿deberán aceptar la guerra para escapar a la servidumbre o aceptar la servidumbre para escapar a la guerra?
Hasta ahora, en su combate contra las democracias el comunismo ha ganado mucho más de lo que ha perdido. Una de las debilidades de Occidente es tranquilizarse considerando sus pérdidas, cuando el punto crucial, en sentido experimental del término. es saber si son superiores o no a sus ganancias.
Si los soviéticos quieren conservar su superioridad nuclear sobre Europa occidental, es precisamente para poder ejercer sobre ella una presión más fuerte sin verse arrastrados a una guerra general y obteniendo poco a poco que los Estados Unidos se desentiendan del continente europeo.
El enderezamiento de la política extranjera de los países no comunistas debía tener y puede tener un objetivo preciso: hacer comprender de una vez por todas a los soviéticos que la continuación o la reanudación de las negociaciones y las concesiones sobre cualquier tema tiene por condición previa e irrevocable el abandono definitivo del imperialismo comunista en todos los países del mundo.
Achim de Armin “cada hombre recomienza la historia del mundo, cada hombre la termina”.
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